Un lugar seguro para mi.
¿Alguna vez has tenido un lugar seguro? ¿Un lugar en el que te sientes cómodo y puedes ser tú mismo, en el que sientes que te puedes relajar? Como tu casa o tu recámara, o quizá no un lugar sino una situación en la que te sientes así, por ejemplo: cuando estás con tu familia o con tus mejores amigos. Viendo estos ejemplos podemos decir que la presencia de Dios es similar pero mucho mejor a eso, en la presencia de Dios podemos ser totalmente transparentes y a la vez sentirnos animados y reconfortados. Su presencia es el mejor lugar en el que podemos recrearnos porque es el único lugar donde verdaderamente podemos ser quienes somos. Pero ¿Cómo llego al lugar de su presencia? En el pasaje que leímos podemos entender que Dios se pasea en medio de su iglesia (v. 12 y v. 20); ahora, cuando hablamos de la iglesia no hablamos de un edifico en sí, si no de quienes conforman la iglesia, cada uno de nosotros somos la iglesia, lo cual significa que Dios está en medio de nosotros y a la distancia de un suspiro, Él es totalmente accesible. Así que no importa lo que ha pasado antes, cuantas veces hemos fallado, el mal pensamiento o mala respuesta que hayamos tenido ante alguna situación, Dios sigue ahí, disponible, cercano, en medio de nosotros. Así como puedes correr a descansar a tu sala con tu familia para dejar el estrés de la vida diaria a un lado, así como puedes buscar a tus amigos en un día triste, de la misma manera puedes correr a la presencia de Dios a desahogarte y descansar en Él.
Oración:
Señor Jesús, gracias por darme acceso a la presencia de Dios, gracias porque siempre estás conmigo y por recordármelo. Por favor, ayúdame a ser más consciente de esta verdad y a vivir una vida de búsqueda por tu presencia. En el nombre de Jesús, Amén.
Texto. Apocalipsis 1.9 al 20.
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No necesitas protocolos.
¿Alguna vez has estado en una situación en la que deseas algo, pero no sabes cómo pedirlo? Como cuando quieres unas vacaciones y no sabes cómo hacer la petición, o cuando quieres salir con tus amigos, pero piensas por horas las palabras correctas para pedir el permiso a tu papá o mamá. Muchos de nosotros hemos pasado por alguna situación parecida y vivir estas experiencias nos pueden llevar a pensar que nuestra relación con Dios funciona de la misma manera, quizá te has encontrado buscando las palabras correctas para acceder a Su presencia o para pedirle que te reconforte o ayude, pero escucha estas buenas noticias: No es necesaria ninguna estrategia. No necesitas protocolos ni palabras rebuscadas para acceder a la presencia de Dios, no existe un “paso a paso” para entrar a Su presencia. En Éxodo 33 vemos como Moisés fue totalmente abierto con Dios acerca de sus deseos, él dijo: Señor, si no vas Tú, nosotros tampoco y deseo poder ver tu gloria. Si bien Moisés era un hombre de Dios, cercano a Él… ¡Tú también lo eres!, por la sangre de Jesús eres una persona que ahora está cercana al corazón de Dios, Él te ha llamado Su amigo (Juan 15:3). Con Dios puedes ser tú mismo, desde el primer instante en que diriges tus palabras hacia Él, recordemos que de cualquier forma nada está oculto antes sus ojos, así que cada vez que queramos comenzar nuestro tiempo devocional o pedir ayuda de parte de Dios, comencemos con un corazón totalmente abierto y transparente.
Oración:
Padre, gracias por amarme como lo has hecho, gracias por llamarme tu hijo (a), porque me aceptas tal como soy y porque cualquier inquietud, deseo o carga que tenga la puedo expresar libremente delante de ti. Marca mi corazón con esta verdad, lo pido en el nombre de Jesús, Amén.
Texto. Ex.33.12 al 23
[14] El Señor le respondió: —Yo mismo iré contigo, Moisés, y te daré descanso; todo te saldrá bien.
https://bible.com/bible/127/exo.33.14.NTV